CONSECUENCIAS SOCIALES y MEDIOAMBIENTALES:
Siempre se ha asegurado que el titanio es un metal compatible con los tejidos del organismo humano que toleran su presencia sin reacciones alérgicas del sistema inmunitario. Que no es cancerígeno, que no es tóxico; que se degrada rápidamente
Sin embargo, el daño ambiental de extraer el titanio a cielo abierto conlleva las mismas consecuencias de deforestación, eliminación de la capa vegetal, liberación de CO2, aceleración de la crisis climática; eliminación de la biodiversidad, de plantas medicinales, de flora y fauna incluso endémicas o en peligro de extinción. Fragmentación de bosques, bloqueo de corredores biológicos y de cuerpos de agua; desaparición de suelos y concentración de tierras en manos de las corporaciones. Pero también graves consecuencias sociales como violencia, represión, desalojos forzados, divisiones comunitarias y familiares, desplazamiento de población, pobreza y migración. La resistencia de las comunidades originarias en Guatemala ha llevado consigo hasta muertos, represión, persecución y presos como en el caso de Barillas y Totonicapán durante el 2012.
Los compuestos de titanio pueden depositarse en el suelo o el agua,
en sedimentos donde pueden permanecer por largo tiempo. El tetracloruro
de titanio es tóxico para quien trabaja en la industria que usa el
mineral. Es muy irritante a los ojos, la piel, membranas mucosas y los
pulmones. Respirar grandes cantidades puede causar serios daños a los
pulmones. La inhalación del polvo puede causar tirantez y dolor en el
pecho, tos, y dificultad para respirar. El contacto con la piel y los
ojos puede provocar irritación. Las vías de entrada son por
inhalación, contacto con la piel, contacto con los ojos. El contacto
con el líquido puede causar quemaduras a los ojos y la piel.